
Cuenta el libro que el sultán de un reino muy lejano, pillo en la cama a su mujer con un hombre negro. El sultán les corto la cabeza sin piedad alguna y desde ese momento juro que su reino no tendría jamás una reina.
Se casaba con las jóvenes prometedoras del reino, y por la noche, después de consumar el matrimonio, las mataba vilmente, sin piedad alguna. Así fueron pasando las noches, hasta que desaparecieron las mujeres casaderas del reino, pues las que quedaban vivas habían salido a esconderse a otras ciudades para no correr la misma suerte que las anteriores.

Esto significaba un gran problema para el visir del rey que tenía como cometido, conseguirle una nueva mujer al sultán todos los días. Resulta que este visir tenía una hija muy bella en edad casamentera, que no había querido escapar de la ciudad como lo habían hecho el resto de las chicas.
Una de las noches, al ver a su padre totalmente angustiado con la idea de tener que decirle al sultán que no había conseguido ninguna chica, su hija se presto voluntaria para casarse y pasar la noche con el sultán. La rotunda negativa de su padre que no quería tener que enterrar a su hija a la mañana siguiente, no sirvió para nada.
Sorprendentemente, la boda se celebro, el matrimonio se consumo y Serezade (así es como se llamaba la hija del visir) volvió sana y salva a la mañana siguiente, y a la siguiente, y a la siguiente.. así durante mil y una noches, en las que cuenta la leyenda, que le leía cuentos al sultán, de tal manera que cuando llegaba la hora de irse a dormir, el cuento estaba tan interesante que el rey no la mataba para que al día siguiente continuara la historia.
Tan hábil era Serezade, que nunca terminaba los cuentos antes de dormir, los enlazaba unos con otros y son los que pueden leerse en "Las mil y una noches". Este es el número de noches que pasaron hasta que la perdono el castigo que había prometido cumplir tras la infidelidad de su mujer y vivieron felices y comieron felices.
Una de las citas de uno de los cuentos dice así:
"Las gentes se parecen en sus propósitos, pero las personas se distinguen por los resultados. Hay entre los hombres sabios e ignorantes, así como entre las estrellas unas son luceros y otras apenas brillan".